Mi obra es muy sencilla, desea reflejar, que, nos encontramos en un hoyo sólido y profundo y que, frente a un desastre de tal magnitud, como es el derrame del petróleo, el peruano, no reacciona, se mantiene impávido, sin decisión, no hace el eco necesario y más bien – como en mi obra – se mantiene sentada, esperando que sea la propia naturaleza que se cure. No es capaz de visibilizar que a sus pies esta naturaleza – en mares y en bosques – le brinda generosamente la vida a cambio de cuidados, a cambio de actuar, le pide con sus ramas que el corazón que bombee nuestros cuerpos, se vista de verde como la naturaleza.
Los tonos son tenues, suaves pues siguiendo las enseñanzas de nuestros antepasados he realizado el pintado con elementos propios, como: espinaca, lechuga, cáscara de limón, frambuesa, arándanos, betarraga, zanahoria, cúrcuma, ajo, olluco, esencia de té y para aclarar tonos, el uso de la fécula de maíz; además de las acuarelas de color negro y azul.
¡Es momento de actuar!