Lucha – Ruido – Bulla – Grito – Destructividad – Insolencia – Catarsis – Desahogo – Laxitud – Balance.
En una cultura de idealismos endurecidos que convierten mentiras en “formas de vida”, el proceso de la verdad depende de si existen personas lo suficientemente agresivas y libres, o en otras palabras más exactas: personas desvergonzadas. Los dominadores pierden su autoconciencia real frente a los locos, los payasos, los cínicos, los insolentes y el ruido.
El ruidismo es lo que más puede acercarse a la destrucción de la conciencia. La experiencia del ruido puede llevar a cualquiera, hacia un estado mental meditativo y contemplativo. La experiencia del ruido interpretada como ese momento o pausa ritual de zafarse un momento, un rato un tiempo: contemplar y contemplarse en una faceta que usualmente no se no es permitido.
Aquella insistencia del ruido dificulta la aparición de pensamientos extraviados y nos distrae del simple acto de escuchar, lo que inmediatamente sucede en el tiempo presente: la mente tiende a vagar un poco menos y a enfocarse en otras cosas que percibimos y somos.